En 2003 la policía de Warwickshire, Inglaterra, abrió una caseta de jardín y encontró un perro gimiendo, encogido. Lo habían encerrado y abandonado.
Estaba sucio y malnutrido, era obvio que habían abusado de él. ...
En un acto de generosidad, la policía llevó al perro, que era un galgo hembra, a un santuario de vida salvaje.
El personal del santuario se esforzó para restaurar la salud del perro y ganar su confianza. Les llevó varias semanas, pero eventualmente lo lograron.
La llamaron Jazmín y decidieron buscarle un hogar adoptivo.
Jazmín, sin embargo, tenía otra idea... Nadie se acuerda cómo sucedió, pero Jazmín empezó a darle la bienvenida a todos los animales que llegaban al santuario. No importaba si era un cachorrito, un zorro o un conejo. Jazmín se acercaba a la caja o a la jaula, y lo lamía dándole la bienvenida.
Jazmín, la cachorrita abandonada, tímida, abusada, se convirtió en la madre sustituta residente.
Ella cuidó a cachorros de zorro, pollitos, cerdos de guinea, perritos, conejos y un ciervo.
Bramble, el ciervito, tenía 11 semanas cuando lo encontraron semi-inconsciente en el campo.
Cuando llegó al santuario Jazmín lo mantuvo abrazado para mantenerlo caliente, lo colmó de afecto y se aseguró de que no le faltara nada.
Se hicieron inseparables. Bramble caminaba entre las patas de Jazmín y se besaban una a la otra.
Jazmín siguió cuidando a Bramble hasta que pudo ser devuelta a los bosques.
Y cuando ello sucedió, Jazmín no se sintió sola...
Estuvo demasiado ocupada colmando de amor y afecto a los huérfanos y víctimas de abuso que llegaban al santuario.
Jazmín falleció en octubre de 2011.
En el santuario la extrañan mucho...
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