viernes, 13 de septiembre de 2013

Otto

El pobre Otto ha pasado una odisea. Primero, el pequeño caniche fue lamentablemente relegado a una cadena en el patio trasero debido a la alergia de un miembro de la familia. Después, logró escapar y desapareció por dos meses. De milagro, el pequeño e inquieto perro logró sobrevivir, pero cuando finalmente apareció, estaba hecho un lío (sus pelos blancos estaban sucios y enredados, y muchos de sus dientes estaban rotos). Su guardiana estaba desconsolada y contactó a PETA porque no podía pagar un tratamiento para el perro y su corazón le dictaba que Otto era un perro para estar adentro, como todos los perros. Ella amaba a Otto y quería la mejor vida posible para él.

Otto recibió atención veterinaria, incluyendo castración, mientras planeábamos su futuro. Fue ahí cuando la extraordinaria Anna Ware, default.aspx miembro de PETA, se precipitó y arregló que sus maravillosos amigos Lauren y Caleb manejaran ocho horas ida y vuelta desde Atlanta hasta Waycross, Georgia, para buscar a Otto en el veterinario. Cuando Otto puso sus ojos en sus rescatadores, fue como si supiera que estaban ahí para llevarlo a un lado especial, y se lanzó a los brazos de Caleb. Lauren cuenta que Otto movía constantemente su cola durante el viaje, solo parando cuando se dormía.

Lauren y Caleb llevaron a Otto directo al Atlanta Dog Spa (ADS), que gentilmente aceptó brindarle a Otto un cuarto donde estará en libertad y lo alojarán hasta que se le pueda encontrar una casa. Durante esta semana y medio día que estuvo en ADS, Otto parecía pensar que realmente estaba en unas vacaciones en un spa, jugando todo el tiempo el juego de buscar y traer con los otros “clientes” caninos, especialmente con su particular amigo, un beagle llamado Sam con quien se acurrucó y durmió la siesta después de colapsar extenuado

La apariencia de alegría incontenible de Otto capturó a todos desde el principio, por lo tanto no es sorprendente que haya encontrado rápidamente un hogar permanente con una mujer y su joven hijo, Caden. Otto y Caden son inseparables y duermen juntos todas las noches. A Otto le encanta todo lo que a Caden le encanta, especialmente un caballo de peluche que la abuela de Caden le regaló justo antes de morir, y que la mamá de Caden cree que es exactamente lo que le hubiera dado mucha alegría a su abuela.

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