Me enseñaste y tontamente aprendí, que a mí, como ser humano, un perro no me puede morder ni un gato arañar bajo ningún concepto, (aunque lo maltrate)
Que los toros son animales muy peligrosos con instinto asesino. Y que quien los mata y tortura se le denomina arte.
Que el cerdo es un bicho muy, muy sucio.
Que el burro es una criatura rematadamente tonta, y solo sirve para cargar.
Que la leche de vaca es muy necesaria para mi salud.
Que si no como carne no meto proteínas a mi cuerpo, creceré débil y que sin ellas podría morir.
Que un tigre en un circo está lleno de vitalidad y alegría.
Que un elefante en un zoológico es un elefante mimado y feliz.
Que si los cazadores no los matan, los jabalíes invadirán las ciudades y nos atacarán.
Que un medicamento sólo es seguro para mí si antes se prueba en un chimpancé, o un cosmético, schampo, o un detergente, etc, etc…
Me dijiste tantos, tantos embustes y mentiras que yo, durante mucho tiempo, me los creí todos.
Recuerdo que una mañana me explicaste que los >Gatos< me podrían enfermar, arañar, dar no sé que clase alergia. Y resulta que por la tarde yo vi esta imagen.
Esa noche descubrí madre, que me habías contado muchas, muchas mentiras. Pero por qué?.......
“El ser niñ@ no es sinónimo de Ignorancia”
Esa noche dejé de creer...
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