La mejor noticia que podemos recibir cada mañana es la de que aún continuamos con vida; sin embargo, lo más probable es que esta mañana hayas abierto los ojos, te hayas levantado apresuradamente y, aunque suene ilógico, te hayas percatado de todo, menos de que aún estas vivo.
No caigas en el error de no saber lo que tienes hasta que lo hayas perdido; resístase a formar parte de ese que nunca supo que tenía vida y, por lo tanto, nunca supo valorarla.
Piensa cuál sería la reacción de una persona que hubiera muerto y que de repente, milagrosamente, se le otorga vida de nuevo. No tuviste que morir ayer para estar vivo hoy; sin embargo, ese regalo te fue otorgado nuevamente y no deja de ser el más maravilloso que hay.
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