Como hormigas en un hormiguero, no dejan de correr de un lado para otro y dedican poco tiempo a meditar o a estar juntos. No es de extrañar que un informe de Los Angeles Times señale: “El número de depresiones diagnosticadas no deja de aumentar, y la edad en que [la depresión] aparece continúa descendiendo. [...] Los antidepresivos encabezan las listas de venta de las compañías farmacéuticas”.
Millones de personas toman drogas ilegales o tratan de ahogar sus problemas en el alcohol, y hay quienes gastan el dinero sin ningún control cuando están deprimidos. Según cierta encuesta, “las mujeres son más proclives a someterse a una terapia de compras”, informa el rotativo británico The Guardian. “Cuando están deprimidas tienen tres veces más probabilidades de ir de compras que los hombres.”
Sin embargo, la verdadera felicidad no se halla en una tienda, en una botella, en una píldora, en una jeringa o en una cuenta bancaria. La felicidad no se vende, es gratis. ¿Dónde podemos conseguir tan preciado regalo?
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