domingo, 20 de agosto de 2017

Reglas

Imagine que tras ganar un maratón para el que estuvo meses entrenándose, lo descalificaran por violar una norma que desconocía.

¿Cómo se sentiría? Quizá pensaría que todos sus esfuerzos fueron inútiles. ¿Podría ocurrir algo parecido con nuestra adoración a Dios?.

El apóstol Pablo comparó nuestra adoración a una competición atlética y escribió: “Si alguien compite hasta en los juegos, no es coronado a menos que haya competido de acuerdo con las reglas” (2 Timoteo 2:5).

Para conseguir el favor de Dios, hay que adorarlo “de acuerdo con las reglas”, es decir, del modo que él aprueba.

En una carrera, un atleta no puede ir por donde quiera y esperar que lo declaren ganador. Igualmente, nosotros no podemos elegir nuestro propio camino hacia Dios y esperar que él nos apruebe.

Si deseamos agradar a Dios, nuestra religión debe estar libre de mentiras. Jesús dijo: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad” (Juan 4:23).

¿Y dónde aprendemos el auténtico camino hacia Dios? En su Palabra, la Biblia (Juan 17:17).

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