Dame Dios Mío un hijo que sea lo bastante fuerte para saber cuando sea débil y lo bastante valeroso para enfrentarse consigo mismo cuando sienta miedo...
Dame un hijo que nunca doble la espalda cuando deba erguir el pecho, un hijo que sepa conocerse a si mismo que es la piedra fundamental de todo conocimiento...
Condúcelo no por el camino cómodo, sino por el camino áspero, aguijoneado por las dificultades y los retos, ahí dejalo aprender a sostenerse firme en la tempestad y a sentir la compasión por los que fallan...
Dame un hijo que aprenda a reír pero que también sepa llorar...
Un hijo que avance hacia el futuro pero que nunca olvide el pasado...
Y después dale la humildad para recordar siempre la sencillez de la verdadera sabiduría y la mansedumbre de la verdadera fuerza...
Entonces YO su padre me atreveré a murmurar: No He Venido En Vano....
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