La semana pasada recibí una carta de “Marisela” (recuerden nombre ficticio) una compañera de la secundaria, aunque nos graduamos hace 13 años nos habíamos estado frecuentando en estos años, con algunos otros compañeros de la generación, acudíamos al cine, a cenar, o simplemente nos reuníamos en casa de alguno a conversar un poco, a pesar de estar en circuitos distinto también coincidíamos en las Asambleas de Distrito cada año...
El caso es que llegando a mi trabajo por la mañana al abrir mi correo vi un mensaje de ella, pensé que seria una invitación para ir al pasear ya que la última vez que nos vimos fue hace 5 meses cuando nos fuimos a cenar la ultima semana antes de que Jazz se fuera a servir a Centroamérica...
Abrí el correo esperando ver que habían planeado que hiciéramos, pero me sorprendió el inicio de su carta:
“Hola necesito decirles algo y prefiero ser Yo quien se los cuente antes de que lo sepan por otras personas”
Asombrado por la introducción seguí leyendo solo para darme cuenta que nos ponía al tanto de que había iniciado una relación romántica con una persona No Cristiana, y que aunque entendía los peligros que esto envolvía nos decía con una determinación
“He decidido continuar con la relación y seguir adelante”
Sin dar crédito a lo que leía volví a empezar desde el principio y leer de nueva cuenta el correo...
Al final nos decía: “No se la postura que tomen en este asunto respecto a Mí, pero quiero que lo sepan que Entenderé lo que decidan, cuídense y recuerden que los quiero mucho.
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