Kora trabajó 9 años en la búsqueda de droga y de personas, en detenciones de personas y en la detección de armas de fuego.
Sólo unos pocos meses después de su retiro, le detectaron un cáncer terminal del que no iba a sobrevivir, su entrenador notó que la pastor alemán de 11 años estaba rara y decidió llevarla a su veterinario para que la revise, la perra tenía el hígado y la columna repletos de tumores...
La tristeza no tardó en llegar, iba a morir de una hemorragia interna de la que sólo podía evitar sufrir si la sacrificaban.
Y así fue la decisión que tomó Eric Rocheleau, que además de preparar a Kora durante años, era el director del Departamento de Policía de West Hartford (EEUU), antes del trágico día en el que iban a adormecerla con una inyección que pararía su sistema cardiorespiratorio, su coah y mejor amigo decidió llevarla por última vez de paseo en el móvil policial en el que siempre patrullaban juntos.
Por unos minutos más, Kora volvió a sentir la adrenalina y la plenitud que le generaba su trabajo.
Después de su muerte, esta perra fue premiada por trayectoria y por ser
“Un Miembro De La Familia Del Departamento De Policía“.
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