¿Qué se asemeja a “escuchar” una mano?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿Qué se parece a ser un niño pequeño en una escuela, en un salón lleno de sonidos con una maestra que habla, y habla y habla y que luego, cuando se aproxima a ti, espera que sepas todo cuanto ha dicho?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿O al maestro que piensa que para ser inteligente debes primero aprender a hablar con tu voz.
Y así, obsesivamente, con manos agitándose frente a tu cara te vapulean por horas y horas sin paciencia ni final hasta que de tu boca salga algún sonido como el que esperan?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿Qué se parece a estar lleno de curiosidad, a tener una enorme sed de saber que llamas tuya,
con un deseo interno que arde como llama y preguntarle a tu hermano, a tu hermana o a tu amigo para que te respondan diciendo tan solo “ah, nada importante”?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿Qué se parece a estar castigado, la cara apretada contra una esquina, aunque no hayas hecho en realidad nada malo nada distinto a levantar tus manos para tratar de comunicarle a un silencioso compañro un pensamiento que llegará tu mente una sola y úica vez?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿Qué se parece a que te griten pensando que de ese modo te ayudará a escuchar alguna cosa?
¿A malinterpretar las palabras de un amigo que procura explicarte el sentido de algo gracioso
y sóo logra que te sientas burlado?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿Qué se parece a que provocar la risa en torno a ti cuando tratas de repetir lo que se ha dicho,
sólo para estar seguro de que habías comprendido? ¿A cuando te das cuenta de no haberlo hecho, y quieres gritar “por favor, ayúdame, amigo”?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
Qué se parece a depender de cualquiera que pueda oír para llamar a un amigo, o para telefonear en nombre tuyo a una oficina, y verte obligado a revelar ante cualquiera cosas personales,
y descubrir que tampoco eso bastó para que tu mensaje alcanzara su destino?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿Qué se parece a ser Sordo y estar solo en la compañía de quienes pueden oír, y saber que a lo sumo puedes tratar de adivinar lo que ocurre a tu alrededor, y ninguna mano amiga hay junto a ti que te asista en la imposible tarea de aprehender las voces y los sonidos?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿Qué se parece a encontrarte en el camino de la vida con extraños que abren su boca y dejan salir de ella una línea apresurada y no puedes ni entender las miradas que te lanzan porque todo es nuevo y tú no sabes lo que ocurre?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿Qué es semejante a comprender unos dedos hábiles que describen una escena que tú entiendes, y te hacen sonreír y estar sereno con la “palabra hablada” de esa mano que se mueve y te lleva, de alguna manera, a ser parte de este mundo?
Tienes que ser Sordo para comprenderlo.
¿Qué se asemeja a “escuchar” una mano?
Sí, tienes que ser Sordo para comprenderlo.
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